Hasta hace 20 años antes del auge del internet y las redes sociales la información estaba liderada por los tres grandes medios de comunicación: la televisión, la radio y el periódico. Estos controlaban de forma masiva todo lo que pasaba en el mundo y nosotros muchas veces no teníamos forma de constatar si lo que decían era una realidad o no.
Esta confianza ciega hizo mucho daño y ayudó a seguir promoviendo la ignorancia en muchos sectores del país, porque se podía manipular la información a tal grado de hacer creer a la gente lo que les convenía y esa era la verdad absoluta. Con el paso del tiempo, y la llegada de internet, las potencias de los medios de comunicación fueron perdiendo credibilidad, pero ahora surgió otro problema.
Si bien el internet y las redes sociales nos ayudaron para descubrir un mundo desconocido, la realidad también es que comenzamos a recibir información que antes no llegaba a nosotros y con ello también surgieron las fake news y un sinfín de opiniones públicas que era difícil discernir si aquello que comunicaban fuera realidad, nació el acoso cibernético, fraudes, hackeos de información y muchas cosas más.
Ya con otros temas y problemas sociales tanto locales como a nivel internacional ya se había dado a conocer este término, pero no fue hasta inicios del 2020 que se hizo más popular y le encontramos más sentido, hablamos de la infodemia. Esto se refiere a una cantidad excesiva de información a nivel masivo, tanto verdadera como falsa que es difícil de procesar, discriminar y entender.
¿Qué fue lo que la disparó? En la pandemia por la Covid-19 es que la infodemia llegó a su máximo auge, todos los medios de comunicación informaban y con ello también todas las personas opinaban y añadían información. El problema surgió al ser un tema delicado de salud que ponía en riesgo la vida de miles de personas alrededor del mundo.
Y entonces, era difícil saber quién decía la verdad porque incluso en medios en los cuales su credibilidad se había mantenido constante, comenzaron a circular información de dudosa procedencia, todo influenciado por el miedo colectivo que provocó esta nueva enfermedad que podía ser mortal. Ahí es donde nos enfrentamos a un nuevo reto, cómo poder procesar la información y lo más importante es que fuera verídica.
Es una labor bastante difícil pero siempre debemos tener claro que todo lo que leamos, escuchemos y veamos tenemos que verificarlo en fuentes originales y sobre todo que sea información patentada por instituciones que se especialicen en ello, cuántos de nosotros gastamos mucho dinero en comprar desinfectantes en aerosol para nuestras compras del super y rociarlos por completo antes de entrar a casa cuando las autoridades de salud ya habían dicho que no era necesario, pues la Covid-19 se contagia de persona a persona y había otras medidas más seguras.
Y no solo pasó con eso, con las vacunas que eran una esperanza para salir pronto de la situación que nos afectaba, muchos decidieron no vacunarse, convirtiéndose en un riesgo latente para los demás, solo por la información falsa que creían. No podemos controlar la infodemia, pero sí podemos discriminar aquello que no tiene un sustento lógico y científico.
La mejor arma contra la infodemia siempre será la investigación y creer y procesar solo aquello que podemos verificar en páginas oficiales, recordemos que deben ser especialistas del tema quienes nos pueden ayudar a resolver dudas, y que ninguna figura pública tiene más credibilidad que ellos.
Escrito por Ivonne Navarrete