Uno de los factores más importantes para las empresas y que nunca deben descuidar es el cliente. En muchas ocasiones las organizaciones cuentan con distintos tipos de clientes los cuáles se dividen en tres tipos dependiendo de los ingresos que generan se clasifican en:

• Clientes pequeños
• Clientes medianos
• Clientes grandes

Las compañías consolidadas por lo regular suelen enfocarse en sus clientes medianos y grandes debido a las retribuciones económicas que le generan y esto tiene como consecuencia que descuiden a los clientes pequeños, aquellos que esporádicamente compran un producto o solicitan un servicio, y esto hace que muchos de ellos se vayan.

Si bien, no hay que perder de vista que todos los clientes son importantes ya que son punto clave para el éxito y crecimiento de una empresa, para los emprendedores que comienzan con sus actividades los clientes pequeños representan mucho más, pues, son aquellos que apoyan y confían en nuestra propuesta de negocio.

Aunque no atender a un cliente pequeño o perderlo pareciera no ser de importancia, porque por su naturaleza no representa muchas ganancias económicas, no darles la importancia debida en los emprendimientos podría tener consecuencias graves como:

• Posibles detractores: Perder clientes no solo significa perder una venta. Recordemos que una de las formas de publicidad más exitosas es la comúnmente conocida como “de boca en boca, es decir, al no tener un cliente satisfecho perdemos la oportunidad de que recomiende nuestros productos o servicios, y a futuro ganar más clientes. Y por otro lado, podrían difundir información de su mala experiencia y hoy en día que las redes sociales han tomado mucho poder, podría ser muy perjudicial para la imagen de nuestra empresa.

• Depender de pocos clientes: Esto suele ser muy riesgoso para cualquier empresa, si se descuidan los clientes pequeños que al principio del emprendimiento en cantidad pueden ser mayores a los medianos y grandes, podría ser una posible amenaza para la estabilidad de la economía en la organización, y si por alguna razón contamos con clientes medianos y grandes que deciden romper la relación comercial, llenar ese vacío será difícil y perjudica directamente a las ganancias de la empresa.

• Subestimar clientes: Cuando comenzamos un negocio se debe tener la paciencia necesaria para poder atraer y retener clientes. Por esta razón los clientes frecuentes atraen más nuestra atención, pero podría nublarnos la vista con los clientes esporádicos que con el tiempo podrían volverse más grandes, además que existen muchas posibilidades para que un cliente de momento no consuma constantemente, eso no quiere decir que más adelante no pueda hacerlo.

En conclusión, la recomendación para todo aquél que está comenzando un negocio es tener un balance de clientes y prestarles atención a todos por igual. Aún más como emprendedores pues en un principio la mayor parte de nuestras utilidades viene de aquellos clientes pequeños y la atención que les demos, así como la calidad de los servicios o productos son la mejor herramienta que tenemos para retenerlos e incluso nos recomienden.

Escrito por Ivonne Navarrete