En las películas que hemos visto a través de los años, los humanos y la inteligencia artificial, la mayoría de las veces se encuentran en desacuerdo.
Sin embargo, en la realidad la IA y el agente humano trabajan juntos para combinar lo mejor de ambos y así, crear una experiencia de servicio al cliente receptiva y personalizada.
Hoy en día, son muchas las empresas que encuentran el equilibrio adecuado entre estos dos agentes— para las respuestas rápidas y consultas de rutina, encuentran solución en las inteligencias artificiales, mientras que para las situaciones específicas donde se necesite empatía y pensamiento crítico, intervienen los agentes humanos.
Dicho esto, podemos afirmar que la inteligencia artificial y la inteligencia humana aportan sus propias fortalezas y debilidades a la mesa. Analicemos un poco de cerca sus contrastes fundamentales y algunas formas en las que se complementan entre sí.
¿Qué papel juegan?
La inteligencia artificial y el factor humano pueden complementarse de muchas maneras, por un lado, la IA sobresale por su manejo rápido en grandes volúmenes de datos y la realización de tareas con precisión y velocidad.
Por otro lado, la inteligencia humana aporta la capacidad de entender el contexto y navegar por interacciones sociales complejas.
Juntas permiten las mejores soluciones de ambos mundos, al ofrecer una vista inteligente, eficiente, empática y contextualmente consciente.
Esto se vuelve especialmente relevante en el servicio de atención al cliente a través de una IA. Aquí, la inteligencia artificial puede automatizar las tareas rutinarias, como responder a preguntas frecuentes, lo cual permite a los agentes humanos de servicio al cliente centrarse en cuestiones complejas.
Podemos decir que la IA actúa como un copiloto, ayudando a los agentes humanos proporcionando la información relevante, historial o información predictiva, creando una experiencia personalizada.
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